A partir de los 60, el deporte no es una opción, es una necesidad


El paso del tiempo es inevitable, pero mantenernos activos es una elección que puede marcar la diferencia en nuestra calidad de vida. El ejercicio, especialmente el entrenamiento de fuerza, es esencial a cualquier edad, pero cobra aún más importancia a partir de los 60 años.

Más allá de caminar: la importancia del entrenamiento de fuerza

Muchas personas mayores consideran que salir a caminar es suficiente para mantenerse en forma. Sin embargo, los profesionales advierten que, aunque caminar es beneficioso, no es suficiente para preservar la masa muscular y la fuerza necesarias para una vida independiente y saludable. El entrenamiento de fuerza, que incluye ejercicios con pesas, bandas elásticas o el propio peso corporal, es fundamental para combatir la sarcopenia (pérdida de masa muscular) y mantener la funcionalidad en la vida diaria.​

Beneficios del entrenamiento de fuerza en la tercera edad

Incorporar ejercicios de fuerza en la rutina diaria aporta múltiples beneficios:

  • Prevención de enfermedades: Ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y osteoporosis.​

  • Mejora del equilibrio y coordinación: Disminuye el riesgo de caídas, una de las principales causas de lesiones en personas mayores.​

  • Aumento de la densidad ósea: Fortalece los huesos, reduciendo la probabilidad de fracturas.​

  • Bienestar mental: Contribuye a reducir síntomas de depresión y ansiedad, mejorando el estado de ánimo y la autoestima.​

Cómo empezar de forma segura

Es esencial que las personas mayores que deseen iniciar un programa de entrenamiento de fuerza lo hagan de manera segura y adaptada a sus capacidades:​

  1. Consultar con un profesional de la salud: Antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios, es importante obtener la aprobación médica.​

  2. Buscar la guía de un entrenador especializado: Un profesional con experiencia en entrenamiento para mayores puede diseñar un programa adecuado y supervisar la técnica correcta.​

  3. Progresar gradualmente: Comenzar con ejercicios de baja intensidad y aumentar la carga y complejidad de forma progresiva.​

  4. Escuchar al cuerpo: Prestar atención a las señales del cuerpo y descansar cuando sea necesario para evitar lesiones.​

Mantenerse activo y fuerte en la madurez es esencial para disfrutar de una vida plena y saludable. El entrenamiento de fuerza es una herramienta poderosa para combatir los efectos del envejecimiento y promover el bienestar físico y mental. Nunca es tarde para empezar; lo importante es dar el primer paso hacia una vida más activa y saludable.​


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